La
gran fábrica de ideas se está quedando cada vez sin ideas, es algo que a poco
que vayas al cine puedes comprobar (Iron Man 3, Fast & Furious 6,
Paranormal Activity 5…) y hace unos pocos meses llegaba a ‘Oz: Un mundo de
fantasía’, protagonizada por James Franco y dirigida por el reconocido Sam
Raimi.
Pero
no os equivoquéis, no estamos ante un remake, sino una precuela. Oz: Un mundo
de fantasía nos pone en los orígenes de Oscar Diggs, un mago de circo de dudosa
reputación que llega al brillante Oz tras ser absorbido por un tornado (en
efecto, como la joven Dorothy). Allí le proclamarán como el mago de la
profecía que salvará el reino de Oz de la Reina Malvada.
Después
del clásico ‘El Mago de Oz’ de
Victor Fleming allá por 1939, una película que todo el mundo ha visto (sino, ya
deberías estar buscándola), el listón para esta secuela no podía estar sino por
las nubes y aunque no consigue igualar al clásico protagonizado por Dorothy, la
nueva película de Sam Raimi se postula como una digna sucesora.
En
efecto amigos, estamos ante un cuento infantil, ni más ni menos. Y no por ello
debemos desacreditar la película (estamos hablando de una producción de
Disney), sino todo lo contrario. El enfoque de cuento de hadas que envuelve a
la película es un gran acierto por parte de los guionistas ya que el film no
tendría sentido si se mostrase como un relato adulto.
Para
encuadrar todavía más esta historia Raimi maneja perfectamente la cámara (se
nota la experiencia en superproducciones tras Spiderman) y crea un mundo
colorido y de una potencia visual más que impactante que consigue transmitirnos
la magia que puebla las tierras de este bello país. Es cierto que muchas veces
se puede notar que los escenarios están hechos a ordenador, pero es algo nimio
si lo comparamos con el conjunto.
Y
es que la principal baza de la película reside en su poder visual. El film
comienza con la pantalla recortada y en blanco y negro mientras el protagonista
se encuentra en nuestro mundo. Tras unos 10 minutos y la llegada de Oscar Diggs
los bordes se ensanchan y podemos ver con toda claridad la grandilocuencia de
Oz. En estos momentos principales sentimos que estamos viendo una película de los
principios del cine.
Vale,
de acuerdo, es posible que el guión no sea una maravilla ni de lo mejorcito que
podemos encontrar en una película de fantasía, pero hay que mirar cada película
con un prisma diferente y Oz no es más que un cuento ,más o menos, infantil,
cuyo propósito principal es el de hacer volar nuestra imaginación y hacernos
pasar un buen rato y esto se consigue si dejas de lado todo lo racional y te
dejas llevar.
En
conclusión, ‘Oz: Un mundo de fantasía’ es una buena película sobre todo para
los más pequeños de la casa. Para los mayores, también puede ser una película
bastante efectiva, pero solo si se dejan llevar por este increíble mundo y
recuerdan aquellos tiempos en los que eran niños y fantaseaban con grandes aventuras.
Podría haber sido mejor película, eso es cierto, pero no por ello deja de ser
un gran entretenimiento de primera línea.