Michael Bay siempre ha sido un hombre de mucha repercusión
mediática. Sus películas son muy efectistas y están cargadas de superhombres,
mujeres que no poseen un intelecto demasiado desarrollado (por no decir que son
simplemente estúpidas) y, sobretodo, MUCHAS EXPLOSIONES. Se podría decir que es
un director que hace películas muy rentables pero que, a mi modo de ver, hace
unas películas de MIERDA.
Es un tipo al que tengo cruzado y que, haga lo que haga, me
cuesta soportar. Junto con Roland Emmerich se podría considerar un terrorista
del buen gusto cinematográfico (lo de Roland tiene más sentido, ya que se ha
cargado unas cuatro veces la casa blanca, aunque también hay que decir a su
favor que intentó hacer un cine “más serio” con Anonymous). Sin embargo, con el paso de los años sus trabajos
siguen dando millonadas de beneficio y por eso seguimos aguantándolos.
De toda su filmografía la única película que ha conseguido
entretenerme medianamente fue ‘Transformers’, pero al ver la secuela (lo que
llegué a ver, ya que me quedé dormido a la hora) volví a perder la esperanza.
Aún así, soy un hombre que cree en las quintas oportunidades y la premisa de Dolor Y Dinero que parecía un poco más
seria me hizo caer en las garras de amante de la testosterona.
Dolor y Dinero cuenta
como tres culturistas (Mark Wahlberg, Dwayne “The Rock” Johnson y Anthont
Mackie) planean el secuestro de un empresario para hacerse con sus bienes. En
el transcurso de la operación creen que han matado a su víctima, pero no es
así. Una vez recuperado, el empresario contrata a un detective privado (Ed
Harris) para que localice a sus captores con el propósito de vengarse de ellos.
Con esta premisa basada en una historia real, podíamos
intuir que estábamos ante un título más serio de lo que el señor Bay nos suele
ofrecer en sus películas. Sin embargo, lo que podría haberse convertido en un
thriller se transforma en una comedia de acción que no se toma nada en serio.
Esta decisión que a priori podía resultar errónea se convierte en el principal
acierto de la película.
El enfoque cómico/absurdo gana enteros gracias a la
estupidez de sus personajes principales, comandados por un buen Mark Walhberg
que se encuentra en su salsa y un
“The Rock” que interpreta bastante bien al personaje más interesante y gracioso
de la película. Hasta aquí, parecía que todo iba sobre ruedas, pero como
siempre con Bay, algo falla.
Tras una media hora más o menos entretenida, el film
comienza a hacerse pesado y a cansar al espectador. La fuerza inicial con la
que había empezado la historia empieza a diluirse y perderse en la narrativa en
el momento que la película se empieza a tomar en serio. Por otro lado, la
estética de videoclip que inunda todo el metraje termina por ser cansino y
aburriendo.
No es todo malo en Dolor
y Dinero, tiene momentos de lucidez como la secuencia en la que el grupo
intenta hacer negocios con el magnate del porno, o algunos momentos cómicos que
me hicieron soltar alguna que otra carcajada dada la estupidez supina de los
personajes. Sin embargo, la duración de la película se hace excesiva y termina
cansando.
En resumidas cuentas, Dolor
y Dinero tiene un comienzo prometedor presentando la vida de los personajes
pero que, a medida que van pasando los minutos y que el relato ahonda más en la
historia central, el relato va perdiendo paulatinamente la gracias hasta
hacerse soporífera.
Michael Bay se aleja un poco más de la acción sin sentido y
acierta a medias. Aún así se nota quién está tras las cámaras ya que las señas
de identidad de Bay están a lo largo de la película, ya que es efectista y la
estética domina ante el argumento. Estoy seguro de que los amantes de la
testosterona estarán encantados con la película, pero para los demás resultará
simplemente aburrida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario