Tengo el placer de estrenar sección. El pasado fin de semana se celebró la tercera edición del Dcode Festival en la Universidad Complutense de Madrid. Y desde este blog tuvimos la suerte de acudir por partida doble. Es por eso que, en unos días, mi compañera Helen se pasará por aquí a rematar esta crónica.
Desde lejos, al hacer el check-in, sonaba, potente, electrónico y elegante, John Grant. Y, más tarde, L.A. sacudieron a los que decidieron asistir al escenario Heineken con su rock con deje grunge.
Desde lejos, al hacer el check-in, sonaba, potente, electrónico y elegante, John Grant. Y, más tarde, L.A. sacudieron a los que decidieron asistir al escenario Heineken con su rock con deje grunge.
Love of Lesbian.
Pero el primer concierto íntegro al que tuve la vergüenza de hacer caso fue al de los catalanes capitaneados por Santi Balmes. No cabe duda de que están en forma, engrasados, por momentos incluso parecieron activar el piloto automático. Tampoco cabe duda de que los de Sant Vicenç dels Horts son efectistas.
A pesar de un seltlist corto por exigencias del guión, quedaron momentos destacables como la siempre celebrada 'Me amo', 'Belice', 'Algunas Plantas' (y su "sube, sube, sube") o, ya al final, con 'Toros en la Wii', que parece haber sustituido a 'Club de fans de John Boy' como nuevo himno de la banda, a ritmo del coreado "Fantástico" (y sus correspondientes "parapapas"), gracias a (o por culpa de) cierto anuncio televisivo. No sería la única vez a lo largo de la jornada en la que la televisión (o más bien la publicidad) haría acto de presencia sobre los escenarios y entre el público. Sigan leyendo.
A pesar de un seltlist corto por exigencias del guión, quedaron momentos destacables como la siempre celebrada 'Me amo', 'Belice', 'Algunas Plantas' (y su "sube, sube, sube") o, ya al final, con 'Toros en la Wii', que parece haber sustituido a 'Club de fans de John Boy' como nuevo himno de la banda, a ritmo del coreado "Fantástico" (y sus correspondientes "parapapas"), gracias a (o por culpa de) cierto anuncio televisivo. No sería la única vez a lo largo de la jornada en la que la televisión (o más bien la publicidad) haría acto de presencia sobre los escenarios y entre el público. Sigan leyendo.
Foals.
Es evidente que, a título personal, tenía esta cita con los de Philippakis bien marcada en mi calendario. Pero más allá de fetiches personales, los británicos ofrecieron un concierto potente, intenso y contundente. Con un setlist similar al de Coachella o Reading, donde protagonizaron unas de las mejores actuaciones de dos los grandes cinco festivales, Foals se gustaron sobre el escenario, primero en la contundente intro que es 'Prelude' y durante el concierto, con una jamming majestuosa repleta de punteos y pasajes sonoros (de estas "improvisaciones" a veces nacen trallazos) o ya al final con 'Two Steps, Twice', tema escogido a todas luces para atraer al máximo de gente bailando. Porque los de Oxford son unos músicos tremendos, pero en ocasiones les cuesta conectar con el público, sobre todo si no es angloparlante (aunque sí se les vio más sueltos que en su anterior actuación en España, hace ya año y medio, teloneando a Red Hot Chili Peppers). También es cierto que era la propuesta menos accesible junto a John Grant, MØ o Toundra, y eso se hizo notar en cortes como 'Spanish Sahara', quizás el más emocional y el que requiere de una mayor empatía para conseguir una atmósfera silenciosa y atenta.
Sea como fuere y apartando ésto último, Foals de verdad brillaron sobre el Escenario Heineken. Están en su mejor momento de forma, han refinado su directo y ahora son capaces de disfrutar y hacer disfrutar al que consigue conectar con ellos. Destacables 'My Number' que rindió a todo el público a su ritmo funky, o la potente y afilada 'Inhaler', sin dejarnos, por supuesto, por el camino 'Spanish Sahara' o 'Two Steps, Twice'. En el tintero quedaron 'Cassius' o 'Total Life Forever', entre otras, pero a Foals les perdonamos incluso eso.
Vampire Weekend.
Los últimos precedentes de la banda americana en España el pasado mes de Julio en el festival Bilbao BBK Live no invitaban al optimismo. Sin embargo, ya sobre el escenario nos encontramos a unos Vampire Weekend divertidos y seguros, con un Ezra Koening en pose Alex Turner, cantando su pop luminoso de influencias africanas de manera desafiante mientras señalaba constantemente al público, además de lucir una perfecta voz afinada. Los americanos sonaron como en disco. Aprovecharé este instante para hacer una mención especial al excepcional sonido que nos acompañó durante toda la jornada y que nos hizo disfrutar de todas las bandas al máximo de sus posibilidades.
Modern Vampires of the City es un álbum excelente y probable top 10 del año sin esfuerzos, tras cumplir con el hype que dan 3 años sin noticias de nuevo álbum. Pero, ya sea por ser un estreno moderadamente "reciente" (apenas cuatro meses), o porque su tono es algo más relajado que los dos anteriores trabajos o por hallarse él y hallarnos nosotros en el entorno de un festival, quedó algo descafeinado sobre las tablas. Con todo ésto, 'Ya Hey' y 'Diane Young', tema de apertura del concierto, fueron de lo más celebradas y bailadas. Pero la cita con Vampire Weekend alcanzó sus cotas de bailes y saltos más altas cuando los de Kansas repasaron sus temas insignias de Contra y de su trabajo homónimo. Así, a parte de la bailadísima 'A-Punk', uno de los momentos del festival, el público vibró con cortes como 'Cousins', 'Oxford Comma', 'Cape Cod Kwassa Kwassa', 'Horchata' o el (inesperado) tema de cierre 'Walcott', que dejó un dulce sabor de boca a los asistentes.
Modern Vampires of the City es un álbum excelente y probable top 10 del año sin esfuerzos, tras cumplir con el hype que dan 3 años sin noticias de nuevo álbum. Pero, ya sea por ser un estreno moderadamente "reciente" (apenas cuatro meses), o porque su tono es algo más relajado que los dos anteriores trabajos o por hallarse él y hallarnos nosotros en el entorno de un festival, quedó algo descafeinado sobre las tablas. Con todo ésto, 'Ya Hey' y 'Diane Young', tema de apertura del concierto, fueron de lo más celebradas y bailadas. Pero la cita con Vampire Weekend alcanzó sus cotas de bailes y saltos más altas cuando los de Kansas repasaron sus temas insignias de Contra y de su trabajo homónimo. Así, a parte de la bailadísima 'A-Punk', uno de los momentos del festival, el público vibró con cortes como 'Cousins', 'Oxford Comma', 'Cape Cod Kwassa Kwassa', 'Horchata' o el (inesperado) tema de cierre 'Walcott', que dejó un dulce sabor de boca a los asistentes.
Franz Ferdinand.
Era la actuación más esperada y fue, de largo, la más multitudinaria. Ya sobre el escenario, lo primero que quedó latente es que los británicos tienen tablas y así fue como resolvieron su actuación, con una solvencia insultante. Con una maquinaria aún engrasándose, después de cuatro años de sequía, basaron su actuación en un setlist trufado de hits de sus cuatro discos. Es lo lógico cuando tienes una discografía y recorrido amplios y en cada LP firmas al menos 4 o 5 hits de directo. Y además pretendes presentar tu último álbum. Llenaron su hora y media y apenas hubo tiempo para respiros.
De la lista de hitazos que firmaron la pasada noche de Sábado cabe destacar 'No You Girls' tema de apertura, 'Ulysses', 'Tell Her Tonight', 'Michael' 'Cant Stop Feeling' (con versión de Donna Summer incluída), por supuesto, 'Take Me Out' (un himno), y una 'Jaqueline' que fue el primer falso bis y en la que Kapranos consiguió conectar con el público de manera más directa. Porque Franz Ferdinand es una banda de vieja escuela: comenzaron presentando cada canción, cuando ya llevaban dos tercios de actuación, se presentaron miembro por miembro al público (como si a estas alturas realmente hiciera falta), hicieron uno de esos grandes amagos de marcha que acaban en falsos bises, y terminaron lanzando baquetas al respetable.
Para el final del concierto, la banda se reservó uno de esos momentos que dan la música en directo, cuando rodearon al batería Paul Thompson aporreando bombos y platillos en una jamming de percusión no sé hasta qué punto improvisada, pero desde luego muy dsifrutable.
Capital Cities.
Acudí a este concierto sin apenas haber dado escuchas a sus protagonistas. Y diré que fueron un total acierto, sobre todo en cuanto a horario. Cuando las fuerzas ya flaqueaban tras una jornada entera, y más con la resaca de Franz Ferdinand, aún resonando en los oídos de algunos, los angelinos consiguieron hacer que el público bailara una última vez. Con una puesta en escena fina (sobre el escenario, unas enormes gafas, y los cuatro componentes justo por delante, en línea) Capital Cities dieron una clara muestra de cómo llevar a cabo un concierto grower.
Tras soltar sus temas de electrónica menos accesibles al principio, intercalándolos con hits bailables como 'Kangaroo Court', fueron soltándose mediado el concierto, marcándose divertidos bailes e invitando al público a bailar a su son (marcándoles, incluso, algunos pasos de baile). Cuando entraban al último tercio de concierto se lanzaron a versionar el 'Stayin' Alive' de los Bee Gees, o 'Holiday' de Madonna y el público ya se desató. No digamos ya cuando sonó su hit más reconocible, 'Safe & Sound', que fue, sin duda, uno de los temas más celebrados de todo el festival, y que hizo saltar todo y a todos por los aires.
Es curioso como puede un anuncio ayudar a una canción a convertirse en hit. 'Safe & Sound' es un hit incontestable, sí, como también lo son 'Kangaroo Court' o 'I Sold My Bed, But Not My Stereo'. Pero es 'Safe & Sound' la que hace sacudir al público. Dejaré a un lado el tema de cuánto tardan en madurar los hits en España (a 'Midnight City', 'Little Talks' o la este verano omniradiada 'I Love It' me remito).
En definitiva, electrónica facilona con sonido noventero, elegante, sensual y con mucho groove. Basada, sobre todo en el directo, en su trompetista y sus amanerados bailes (lo cierto es que es un espectáculo verle) y un bajo musicalmente muy presente (aunque presencialmente, el muchacho era más bien sosito). Un acierto de la organización traerles de vuelta.
Y cuando en lontananza, desde los baños, sólo se podían oir sesiones de DJ y visionamos las macabras proyecciones que The Warriors & Friends prepararon para su directo, nuestros cuerpos decidieron interpretarlo como una inequívoca señal de "vete a casa". Y así fue como cerramos la tercera edición del Dcode Fest, una de las últimas esperanzas de la Comunidad de Madrid en cuanto a festivales de música independiente, junto al más sólido Día de la Música.
Capital Cities.
Acudí a este concierto sin apenas haber dado escuchas a sus protagonistas. Y diré que fueron un total acierto, sobre todo en cuanto a horario. Cuando las fuerzas ya flaqueaban tras una jornada entera, y más con la resaca de Franz Ferdinand, aún resonando en los oídos de algunos, los angelinos consiguieron hacer que el público bailara una última vez. Con una puesta en escena fina (sobre el escenario, unas enormes gafas, y los cuatro componentes justo por delante, en línea) Capital Cities dieron una clara muestra de cómo llevar a cabo un concierto grower.
Tras soltar sus temas de electrónica menos accesibles al principio, intercalándolos con hits bailables como 'Kangaroo Court', fueron soltándose mediado el concierto, marcándose divertidos bailes e invitando al público a bailar a su son (marcándoles, incluso, algunos pasos de baile). Cuando entraban al último tercio de concierto se lanzaron a versionar el 'Stayin' Alive' de los Bee Gees, o 'Holiday' de Madonna y el público ya se desató. No digamos ya cuando sonó su hit más reconocible, 'Safe & Sound', que fue, sin duda, uno de los temas más celebrados de todo el festival, y que hizo saltar todo y a todos por los aires.
Es curioso como puede un anuncio ayudar a una canción a convertirse en hit. 'Safe & Sound' es un hit incontestable, sí, como también lo son 'Kangaroo Court' o 'I Sold My Bed, But Not My Stereo'. Pero es 'Safe & Sound' la que hace sacudir al público. Dejaré a un lado el tema de cuánto tardan en madurar los hits en España (a 'Midnight City', 'Little Talks' o la este verano omniradiada 'I Love It' me remito).
En definitiva, electrónica facilona con sonido noventero, elegante, sensual y con mucho groove. Basada, sobre todo en el directo, en su trompetista y sus amanerados bailes (lo cierto es que es un espectáculo verle) y un bajo musicalmente muy presente (aunque presencialmente, el muchacho era más bien sosito). Un acierto de la organización traerles de vuelta.
Y cuando en lontananza, desde los baños, sólo se podían oir sesiones de DJ y visionamos las macabras proyecciones que The Warriors & Friends prepararon para su directo, nuestros cuerpos decidieron interpretarlo como una inequívoca señal de "vete a casa". Y así fue como cerramos la tercera edición del Dcode Fest, una de las últimas esperanzas de la Comunidad de Madrid en cuanto a festivales de música independiente, junto al más sólido Día de la Música.
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