jueves, 29 de agosto de 2013

Muertos vivientes: crítica de "In The Flesh" y "Les Revenants".


No seré yo quien repita aquello de “parece que los zombies están de moda”. Ya queda patente con la pendiente por estrenar cuarta temporada de The Walking Dead o con el millonario estreno Guerra Mundial Z. Sí me gustaría recalcar la parece que reciente tendencia u obsesión por el apocalipsis y el fin del mundo tal y como lo conocemos, como si se tratara del reflejo de un deseo generalizado a que el actual mundo, el actual modelo socioeconómico, considerado desgastado, llegue a su fin. Se me entienda: no digo que todo esto de reflejar una suerte de apocalipsis o de lo que podría ser el fin del mundo según X director sea algo nuevo, pero sí parece algo demasiado recurrente de un tiempo corto a esta parte. Repetitivo, diría.

Y todo esto viene a que hoy presento dos series estrenadas esta temporada con la temática living dead como centro de algo más. Ninguna de las dos es una producción zombie habitual, en la que se presentan a los muertos vivientes como un pretexto para repasar lo horribles que somos los humanos y todos los errores que hemos cometido, para hacer una purga de nuestros pecados como si de un pasaje de la Biblia se tratara, que es como venía representándose el género en producciones como la saga 28 Días/Semanas Después, El Amanecer de los Muertos Vivientes o la propia The Walking Dead (por hacer un repaso de lo más reciente).

Les Revenants e In The Flesh tratan de una manera se entiende que emocionalmente realista (o que al menos eso intenta), ese eterno anhelo humano que es la vuelta de los muertos a la vida. Y con todo ello arrastran una serie de dramas y tragedias.

Les Renevants.


Es una producción de Canal Plus Francia estrenada el pasado Noviembre. La serie se centra en un pequeño pueblo francés en las montañas en el que, de repente, un día cualquiera, gente de diferentes edades aparecen, desorientados, intentando volver a las que recuerdan como sus casas (sin saber que podrían ser perfectamente los protagonistas de Los Otros).

Sí, la premisa no es otra que un pueblo en el que, de un día a otro, todos sus muertos vuelven a la vida e intentan retomar sus vidas donde las dejaron, sin ser conscientes de todo lo que su muerte supuso y todo lo que cambió después. Y ése es el núcleo central de la serie. Todo lo que cambia una vida cuando alguien "se va".


Lo mejor que tiene Les Revenants, su principal activo, es su casi poético comienzo. Un primer episodio realmente majestuoso, en el que consigue, por momentos, transmitir cómo sería recuperar a alguien de donde nunca nadie se ha recuperado (o cómo alcanza la mente a imaginar). Diría que es hasta bello. Muy bien narrado, preparado y ejecutado.

La serie, además, se sostiene sobre un protagonismo compartido por varios de los personajes y familias del pueblo. Cada capítulo lleva el nombre de uno de ellos e intenta explicar su historia antes de morir, y la historia de todos los que le rodean después de haber muerto.

Como serie, Les Revenants introduce una historia medianamente innovadora dentro de la ficción y del mundo de los no-muertos de una manera pausada, contenida y elegante. A todo lo envuelve una atmósfera gris, y verde, acompañada de pasajes sonoros interpretados magistralmente por los escoceses Mogwai, una de las referencias más importantes en el post-rock. Mientras, la acción transcurre lenta, aunque en ningún momento dejan de pasar cosas. Por momentos, ese gris hace recordar a otras series como The Killing.


Vale, sí, la evolución de la serie, a medida que los episodios avanzan, deja bastante que desear en cuanto a que da peso a algunos personajes que no resultan nada atractivos y se lo quita a otros que podrían dar mucho más juego. Y vale, sí, el final también está cogido por pinzas. Por muchas pinzas. Aunque lo cierto es que queda todo tan abierto que, a día de hoy, no es fácil imaginar por qué camino optarán para resolver las muchas interrogantes que la serie deja en el octavo capítulo. Pero todo lo demás hace de esta serie un plato apetecible, sobre todo para morros finos.

 

En definitiva, nos encontramos ante un comienzo impresionante que termina convirtiéndose en un “lo que pudo ser y no fue”. No obstante, tiene la suficiente trama y atmósfera atrayente para enganchar durante los 8 episodios que dura su primera temporada.

In The Flesh.


Producción de BBC Three, cadena inglesa de la BBC, que se estrenó en Marzo de este año. Enfoca un post-apocalipsis zombie desde otro prisma. La "población viva" consigue sobrevivir y, se entiende que tiempo después, se intenta reinsertar a los zombies con el resto de la sociedad, gracias a una especie de tratamiento antídoto. El protagonista, Kieren Walker (Luke Newberry), sin embargo, tiene la mala suerte de que, el que fue su pueblo, Roarton, durante la "guerra zombie", fue muy castigado, y tuvieron que ser los propios vecinos los que se vieron obligados a luchar contra los "Parcialmente Muertos". Como consecuencia de ello, el pueblo se ha convertido en un montón de gente muy intolerante con esa nueva idea de reinserción.


In the Flesh es un dramón en toda regla. Coquetea con varios elementos clásicos del drama como las mentes autodestructivas, el suicidio o la marginación. A parte, deja un importante poso de pseudo-racismo, religión e intolerancia, en forma de crítica. El pueblo de Roarton se niega a dar cobijo de nuevo a esa gente que antes intentaba devorar su cerebro. Se cierran en torno a esa idea y se cobijan en tradiciones como la propia iglesia para legitimarse entre ellos. Hay, incluso, coqueteos con las drogas por parte de los "enfermos del Síndrome del Parcialmente Muerto", por miedo al rechazo. Se crea todo un pequeño universo paralelo en torno al "¿y si...?".

¿Y si de verdad un día los muertos renacen, sin ser ellos mismos? ¿Y si ganamos al apocalipsis? ¿Y si, además, recuperamos a la gente de la tumba?

¿Pegas? La principal, la duración. Con tan solo tres episodios, la serie se antoja corta y, cuando alcanza las cotas de drama más emocionantes, llega a un final algo (bastante) precipitado. Habrá segunda temporada y no es de extrañar. La trama se hubiera podido resolver en un sola temporada de 6-8 capítulios. No obstante, hay una buena fotografía, ambientación y guión, a la altura de toda esa brillantez a la que los ingleses nos tienen acostumbrados.


La historia es densa y la ambientación también la acompaña. Es lenta, pero no hay un gris predominante, en contraposición a Les Revenants. In the flesh tiene más color y un guión puede que algo más brillante. La producción francesa, sin embargo, tiene atmósfera y todo mejor calculado. Digamos que lo que le puede faltar a una, le sobra a la otra.

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