A las 7 de la tarde, a las puertas del Palacio de Deportes, ya no faltaba nadie. Ni el frío (de justicia). Ya se agolpaba una gruesa fila de expectantes adolescentes. Fila que se iba haciendo menos numerosa conforme se alejaba de la entrada y pasaba de adolescente fluorescente a postadolescente contribuyente. Porque los "lomos plateados" no están ya para soportar colas. Y más aún cuando, misterios de la organización, al abrise las puertas, se produjo una estampida que permitió a los últimos, ser los primeros. Y que podría hacer pagar a justos por pecadores.
The Strypes.
Con todo y con éso entramos a la pista del Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, y allí nos espera un telón con "The Strypes" rotulado bien grandote.
Con un par de escuchas ligeras sobre su reciente Snapshot (2013) uno se aventuraba a afirmar que la programación de los imberbes The Strypes era todo un guiño a su parecido con los primeros Arctic Monkeys. Ya sobre las tablas, los jóvenes se encargaban de disipar ese prejuicio de un plumazo, a base de guitarrazos, sin concesiones y con apenas alguna tímida pausa. Su propuesta en directo se aleja de la intensidad post-punk de los Monkeys de Favourite Worst Nightmare (2007) y se acerca más al blues de los Black Keys de Brothers (2010) o Magic Potion (2006), o a Miles Kane, o a unos White Strypes rockabilly, o qué se yo, con esas medias melenas made in britain y ese cantante y su armónica, todo actitud. Desde luego éso no les faltó, actitud. Sonaron a banda engrasada y con eso hay que quedarse. Porque el setlist terminó resultando algo lineal, con contados "momentos": 'What A Shame' o la contenida 'Angel Eyes'.
Arctic Monkeys.
Y cuando los teloneros abandonan el escenario es cuando llegan esos minutos de espera que a uno especialmente divierten. Tuve la mala suerte, o la gran fortuna, depende de los ojos que lo miren, de caer en pista al lado de una suerte de hooligans británicos que amenizaron a servidor, y a todos los que nos encontrabamos en un radio de acción nada modesto, con un repertorio de cánticos que pasaron por repasar los himnos de los Monkeys y, de paso, de toda la cultura britpop. Y que lo mismo te cantaban 'Old Yellow Bricks' que te sorprendías a tí mismo coreando junto a ellos el "nanananana, Hey Jude".
Y en esas estabamos cuando, por fin, se apagaron las luces y las enormes AM quedaron luciendo, solas, sobre el escenario.
Lo cierto es que 'Do I Wanna Know?' es un gran opening de disco. Pero es que es aún mejor apertura para un directo. El riff, del todo pegadizo. La batería, sexy, como todo el conjunto, con esa cadencia R&B. Y esa explosión controlada, "crawling back to you". Comenzando así el concierto las expectativas sólo pueden ser buenas, y crecientes. Caldea la garganta y despega los pies del suelo.
Más aún cuando, sin concesiones, Alex Turner comienza a soltar palabras con esa destreza vocal tan característica para 'Brianstorn' y 'Dancing Shoes', y lo cierra con una 'Don't Sit Down 'Cause I've Moved Your Chair' que fue, probablemente, de lo más inspirado de la noche: árida, más contundente que en estudio, más rugosa. Ésto da como resultado un conjunto de cuatro canciones "para abrir boca" que no solo la consiguen abrir, sino que ya la dejan con poco aliento. Y es entonces cuando los de Sheffield dan unos segundos de falsa concesión con la divertida 'Teddy Picker' para devolver de nuevo al respetable a los saltos, al baile, y al desgaste de zapatillas. 'Crying Lightning'. Temazo. De lo mejor de su carrera.
Y
toca valle. Para la parte central los británicos se reservan a un Alex Turner más desnudo, tan sólo con una
guitarra acústica entre él y el público, e incluso, por momentos, sin ella, mientras van
deshojando este nuevo AM (2013). Así, sobre el escenario, se suceden 'Fireside', 'One For The Road', una potente 'Arabella' o el contoneo de 'I Want It All', inteligentemente intercaladas con la nostalgia de 'Reckless Serenade' y el baile desaforado de 'Old Yellow Bricks'.
Picos y valles. En éso se basan estos "nuevos" Arctic Monkeys, probablemente la mejor versión de la banda que haya pisado nunca España.
Porque vinieron presentado AM, y con él un nuevo setlist, que vienen defendiendo durante toda su gira, de manera metódica y casi sistemática, y en el que sólo dejan espacio para la imaginación en un par de cortes. Y en Madrid tocaron 'Piledriver Waltz' y 'I Want It All', en la parte central del concierto, repleta de esa estructura balada-tema juguetón-balada-trallazo, que no dejó de ser brillante en ningún momento, con un Turner trajeado, intimista, crooner wannabe, a lomos de su acústica y de unos espectaculares juegos de luces.
De esta manera dieron cierre al concierto, antes de los bises, con la excitación de 'I Bet You Look Good On The Dancefloor', otro de los momentos de la noche, con ese toque romántico de ser el primer single de la historia de la banda, las divertidas 'Why'd You Only Call Me Whe You're High?' y 'Fluorescent Adolescent', himno generacional, y una emocionante 'I Wanna Be Yours' que convirtió el Palacio en una enorme bola de luces.
De esta manera dieron cierre al concierto, antes de los bises, con la excitación de 'I Bet You Look Good On The Dancefloor', otro de los momentos de la noche, con ese toque romántico de ser el primer single de la historia de la banda, las divertidas 'Why'd You Only Call Me Whe You're High?' y 'Fluorescent Adolescent', himno generacional, y una emocionante 'I Wanna Be Yours' que convirtió el Palacio en una enorme bola de luces.
Para los bises, los de Sheffield se reservaron la juguetona y coreable 'Snap Out Of It', el claro sleeper de AM, una entrañable versión semi-acústica de 'Mardy Bum' y el subidón en 'R U Mine?', el single perfecto, con el que cerrarían el concierto, cargados de intenciones. Notable.
Y es que estos nuevos Arctic Monkeys se pueden permitir saltarse por alto sus hitazos sudorosos (dónde quedan 'When The Sun Goes Down' o 'The View From The Afternoon' en este nuevo setlist) en favor de temas menos obvios como 'Reckless Serenade' o la propia 'Piledriver Waltz', o recurrir a las baladas sin echar mano de la, para muchos, imprescindible '505', y salir victoriosos. Y eso no puede dejar de ser buen síntoma.
Diré que tres bises y hora y ventipico de concierto se antojan cortos. Y diré también, sin miedo a equivocarme, que los presentes el pasado viernes en el palacio de Deportes, nos quedamos con ganas de más. Salvo, quizás, los que tuvieran novia. Pero nos marchamos con sabor a victoria, preguntándonos cuándo volverán, y qué nuevas nos traerán.
Setlist:
Y es que estos nuevos Arctic Monkeys se pueden permitir saltarse por alto sus hitazos sudorosos (dónde quedan 'When The Sun Goes Down' o 'The View From The Afternoon' en este nuevo setlist) en favor de temas menos obvios como 'Reckless Serenade' o la propia 'Piledriver Waltz', o recurrir a las baladas sin echar mano de la, para muchos, imprescindible '505', y salir victoriosos. Y eso no puede dejar de ser buen síntoma.
Setlist:
- 'Do
I Wanna Know?'
- 'Brianstorm'
- 'Dancing Shoes'
- 'Don't Sit Down 'Cause I've Moved Your Chair'
- 'Teddy Picker'
- 'Crying Lightning'
- 'Fireside'
- 'Reckless Serenade'
- 'Old Yellow Bricks'
- 'One for the Road'
- 'Arabella'
- 'I Want It All'
- 'I Bet You Look Good on the Dancefloor'
- 'Cornerstone'
- 'Piledriver Waltz'
- 'Why'd You Only Call Me When You're High?'
- 'Fluorescent Adolescent'
- 'I Wanna Be Yours'Bises:
- 'Snap Out of It'
- 'R U Mine?'
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