martes, 12 de noviembre de 2013

Crítica de "El camino de vuelta".


El camino de vuelta ("The Way, Way Back") es la enésima comedia romántica adolescente independiente sobre un amor de verano. Bien. Partiendo de esta premisa, y teniendo ésto bien presente, el espectador sólo tiene que acomodarse en su butaca y disfrutar.

Duncan es el hijo de un matrimonio separado que se va a pasar el verano a la casa del nuevo novio de su madre, Trent. Allí se encontrará con una serie de, digámoslo de alguna manera, entrañables personajes e historias.

Como bien espero haber dejado claro al principio, la película no ofrece nada nuevo. El protagonista, Duncan (Liam James), es, una vez más, un adolescente con claros problemas de socialización. Un 'loser'. Un 'wallflower'. Un "tres sobre diez". El marginado, esta vez, vive una aventura veraniega. Es éste uno de los elementos centrales del film: la efimeridad de los romances de verano, ya sean con una chica, con una bicicleta o con un parque acuático.

El otro punto fuerte de la película son sus personajes. Del protagonista, o más bien de su carácter, subyacen los dos pricipales secundarios:

- Trent (Steve Carell), el nuevo novio de la madre de Duncan, es el clásico antagonista. Se identifica desde la primera y crucial secuencia como el enemigo, el malo de la película, prácticamente, el rival a batir. Hace que Steve Carell parezca un absoluto capullo y eso es algo que servidor jamás pensaría que podría pasar.

- Owen (Sam Rockwell), el dueño del parque acuático en el que Duncan pasa casi la totalidad de su verano, es el perfecto contrapunto a su personalidad: si Duncan es el clásico adolescente, tímido e inusualmente maduro para su edad, Owen es el adulto bromista, excéntrico y algo inmaduro.


La película goza de una estructura narrativa clásica introducción-nudo-desenlace en la que el protagonista, asqueado de su entorno (como buen adolescente), encuentra su oasis de felicidad en un parque acuático perlado de unos entrañables personajes cómicos.

Toda la película en general contiene un reparto cómico destacable. Me explico: no desborda humor. No desborda humor porque no deja de contener más elementos dramáticos que cómicos. Pero sí garantiza más de una carcajada, practicamente con cada intervención de un pletórico Sam Rockwell, y sí deja al espectador con una sonrisilla (sobre todo conforme se acerca el desenlace de la historia).

En resumidas cuentas, no estamos ante una obra innovadora, ni nada similar, ni tampoco es que lo pretenda, pero el reparto, el guión, y el buen gusto a la hora de contar una historia sencilla (ésto último puede estar relacionado con que el estudio de la película es el mismo que el de las geniales 'Juno' o 'Pequeña Miss Sunshine') hacen de la misma una película sin complejos y muy disfrutable.



Nota: 6'8/10

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